
He aprendido de ellos esta lección: "Debes de sacrificar lo bueno, para conseguir lo mejor"
El mayor enemigo de tu éxito futuro es tu éxito presente. El mayor obstáculo entre tú y Dios, no son tus debilidades, son tus fortalezas. Lo bueno es siempre enemigo de lo mejor. ¿Qué hacer entonces?
Creo que Dios está llamando a una generación de excelencia. Pero la excelencia sigue al sacrificio. Y para conquistar los más nobles propósitos de tu vida debes de tomar la decisión de doblegar siempre lo "aceptable" ante lo "excepcional".
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